Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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1719
Legislatura: 1902-1903 (Cortes de 1901 a 1903)
Sesión: 23 de octubre de 1902
Cámara: Congreso de los Diputados
Discurso / Réplica: Réplica
Número y páginas del Diario de Sesiones: 36, 884
Tema: Expedición cinegética de S.M. el Rey

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): El Sr. Romero Robledo hace una pregunta, yo no sé si para saber cómo el Rey fue de caza al Pardo anteayer, o para saber por qué se denuncia un periódico y no se ha denunciado otros que han cometido la misma falta.

Me parece que el Sr. Romero Robledo hace la pregunta, más bien para saber lo segundo que para saber lo primero; pero debo decir al Sr. Romero Robledo algo también sobre lo primero, quizá o no quiera saberlo.

Supone el Sr. Romero Robledo y han supuesto varios periódicos, que el Rey fue de caza sin el consentimiento de su Gobierno. (El Sr. Romero Robledo: Yo no lo he supuesto; lo dicen los periódicos.) Pero S. S. lo ha repetido, y esto es lo primero que yo quiero aclarar.

S. M. el Rey, después de despachar conmigo el lunes, me indicó su pensamiento de ir de caza al día siguiente al Pardo, y me preguntó si en ello podía haber inconveniente. Yo le contesté que absolutamente ninguno. Entonces me añadió: Bien, ¿y si hubiera algo urgente que firmar?- Pues si hay algo urgente que firmar, yo avisaré a V. M., y en caso de que lo haya, o lo firmará V. M. antes, o lo firmará después de la cacería. A lo que contestó el Rey: No, porque entonces dejaría de ir.- Y yo le repliqué: No merece esto la contrariedad de que V. M. deje de realizar el plan que tiene. Entonces S. M. el Rey me advirtió lo que ya en otras ocasiones me había dicho: que el Gobierno le tenía siempre a su disposición y que aunque él esté fuera de Palacio, sea de noche, de día y a cualquier hora, si el Gobierno le necesita, le encontrará, porque, añadió, aunque yo esté fuera de Palacio, siempre tengo dicho dónde voy y preparado un carrerista para que me avise en caso de que el Gobierno me necesite. A lo cual respondí: Pues no tiene V. M. necesidad de contrariar su deseo, pues, en todo caso, yo avisaré a V. M. si hay algo urgente.

Entonces, añadió S. M.: Como no tengo todavía resolución formada, y si sólo el pensamiento de hacerlo, si me decido a ir avisaré a usted para que no se molesten los Ministros en venir mañana. - Está muy bien.- Yo no le avisé porque no encontré que hubiera nada urgente que tuviese que despachar S. M.; pero él me avisó a mí por la tarde del mismo lunes, diciéndome: Por fin he resuelto ir al Pardo mañana, si no hay inconveniente.- Pues no hay ninguno, y está bien.

Por consiguiente, no dejó con un palmo de narices, como algún periódico ha dicho, a los Ministros S. M. el Rey, sino, por el contrario, todos teníamos noticia de su ida al Pardo. Creía yo que en efecto no había urgencia en la firma de un decreto para presentar a las Cortes un proyecto de ley, que, después de todo, lo mismo podía presentarse el martes que el miércoles.

Esto es todo cuanto tengo que decir respecto de la ida de S. M. el Rey al Pardo. Aquí se ha dado importancia a eso que no se le da en parte alguna, pues en otros países los reyes lo hacen sin que ello llame la atención de nadie, y mucha menos importancia puede tener aquí, cuando se trata de un Rey que no escasea trabajo ninguno; al contrario, ya he dicho antes que tiene todo preparado para que por él no se retrase ningún servicio. Pero, en fin, repito que a esto se le ha dado una importancia que no tiene.

Si es para atacar al Gobierno, está bien; pero sacar de eso consecuencias para censurar de cualquiera manera a S. M. el Rey, me parece un absurdo contra nuestra Constitución y nuestras leyes.

Los periódicos han interpretado esto, y lo han explicado como han tenido por conveniente, y en eso yo nada tengo que decir. Si uno ha sido denunciado y otros no, tampoco tengo nada que decir; porque no es el Gobierno quien denuncia, es el fiscal de S. M.; y si el fiscal ha encontrado en uno pecaminoso lo que en otros no, eso no es cuenta del Gobierno, que respeta perfectamente la acción de los tribunales en éste como en todos los casos. (El Sr. Romero Robledo pide la palabra.) No sé si el fiscal ha hecho bien, porque no he estudiado tan detenidamente el asunto como por lo visto lo ha estudiado S. S., pero lo estudiaré para ver si en lo que dependa del Gobierno se puede poner remedio, si en efecto lo necesitara. (El Sr. Ortega Munilla: Que se denuncie a todos.- El Sr. Romero Robledo: ¡Si no hay denuncia posible! He empezado por decir que no es delito, pero si se denuncia a uno, debe denunciarse a todos) Esas serán atribuciones del fiscal.

Yo lo que le puedo decir a S. S., es que el Gobierno no ha hecho la denuncia; la habrá hecho el fiscal, y él habrá considerado que puede haber delito cuando lo ha denunciado; y como el Gobierno no define delitos, yo no estoy en el caso de decir si le hay o no; eso, en último término, lo definirán los tribunales. Lo que yo quiero dejar bien sentado es lo que ha pasado respecto de la ida de S. M. al Pardo; y como creo que lo he establecido con todos sus detalles, no tengo más que decir en contestación a la pregunta del Sr. Romero Robledo.



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